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Divulgación de psicología orientada a la resolución de problemas.
Este blog trata de emociones, conducta, personalidad y relaciones humanas.
Cada haiku es una condensación respecto a una definición, o a una idea.
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domingo, 31 de marzo de 2013

Haiku 14. del melodrama


Hemos visto ya personalidades expresando sus emociones de forma contenida y también hemos visto a otras con dificultades, conscientes o no, para la comunicación emocional. Hemos visto alguna personalidad víctima de la inestabilidad emocional y alguna otra manipuladora de las emociones de los demás. Vamos a ver ahora cómo se desenvuelve una personalidad que, queriendo ser manipuladora, resulta a menudo víctima de su propia inestabilidad y "asintonía emocional": la personalidad melodramática.

Melodrama y género


La tradición en psicología y psiquiatría relacionaba este tipo de personalidad con la represión emocional, por ejemplo con las víctimas de abusos sexuales en la infancia u otros traumas. Además solía caracterizarse como mucho más presente en lo femenino, como si fuera una "personalidad de género". Lo cierto es que el comportamiento de esta personalidad estereotipa ambas condiciones, es decir: la mujer es casi una caricatura de lo femenino y el hombre es casi una caricatura de lo masculino. Seductores, provocativos, dispuestos a plasmar su rol (de conquistador o de sumisa )... Ambas conductas se dan con más o menos equidad entre los dos. Quizá por lo llamativo, la provocación en el vestir y el comportamiento de la mujer sea simplemente más visible. Hoy se conocen diferentes estudios que demuestran la falsedad de la teoría de la "personalidad de género"; del mismo modo que la "personalidad borde", que hemos descrito en otro haiku, no resulta tampoco un arquetipo de personalidad masculina.

El melodramatismo y la teatralidad en la conducta


Vaya por delante que algunos lectores encontrarán que muchos de los rasgos de este estilo de personalidad les son familiares, y es posible que en algún detalle se reconozcan a sí mismos. Las características más visibles desde el punto de vista de la conducta de la personalidad melodramática son la expresividad, la extroversión, la manifiesta sociabilidad y su comportamiento de grupo. Todas ellas relacionadas con la comunicación y el comportamiento social, y todas con muy buena prensa. Quiero decir que es más popular ser extrovertido que introvertido, por ejemplo; siendo ambos rasgos igual de adaptativos, sanos y válidos en una personalidad normal. Esa "buena prensa" de los rasgos sociales hace que sean comportamientos de elección más frecuente porque es reforzado por el grupo (la empresa, el aula, la familia...).

Aquí no se trata sin embargo de la elección de conducta en entornos sociales sino de una personalidad tipo que se expresa en el mundo mental, y por lo tanto en cualquier entorno.

Suelen ser cuidadosas con su aspecto, al punto de resultar en ocasiones manifiestamente vanidosas en el vestir. En sus variantes más agudas esta personalidad viste de forma claramente provocadora.
La expresión de sus amistades y enemistades, de sus filias y sus fobias, está completamente carente de matices. Eso se traduce en que puede considerarnos un amigo del alma ahora, y poco después, tras algún desengaño real o imaginado por su parte, pasar a engrosar las filas de los enemigos a muerte.

El exceso emotivo


Estas personas suelen expresar sus emociones de manera exagerada. A menudo parecen vanidosas y egocéntricas, y se sienten incómodas cuando no son el centro de atención. El egocentrismo característico es uno de sus principales enemigos porque, a lo largo de su recorrido vital, muchas personas próximas se lo han hecho notar, con lo que esta personalidad ha desarrollado un mecanismo de compensación que generalmente se traduce en un esfuerzo de generosidad volitiva, es decir, intencionada. Como su estado emocional es muy resbaladizo, y además esa generosidad está siempre en un plano consciente, es decir, no es una generosidad automática, los cambios de estado la convierten en generosidad inconsistente. Las personas a su alrededor suelen concluir que su generosidad, como sus valoraciones, no son muy de fiar.

Son seductoras y les inquieta mucho vivir la sensación de no conseguir seducir, conectar, con el otro. Pueden cambiar de apariencia, de comportamiento, de opinión incluso, con el único propósito de conseguir esa seducción. Cuando se encuentran con una personalidad con la que no consiguen sintonizar tras haber desplegado todos sus encantos la rehuyen, y a menudo la consideran una amenaza. Casi siempre buscan apoyos, alguien que les tranquilice y que apruebe su conducta. En cuanto a sus emociones genuinas, éstas están generalmente mediadas, en sus aspectos negativos, por una explosiva mezcla de compulsividad y frustración.

La mente


Su estilo mental es extremista e inestable; ven el mundo y sus acontecimientos en términos de blanco o negro.. Les gusta mediar en las vidas de los demás y suelen estar dispuestos a sacrificarse de un modo honesto, pero esa necesidad de brillar en el centro de todas las situaciones a cualquier precio hace que desplacen a la persona atendida por ellas mismas, lo que evidentemente resulta una pobre fuerza de ayuda.

Algunas variantes de esta personalidad son claramente vivaces, activas y muy impulsivas. Otras son más dependientes. En otros casos sus rasgos característicos se expresan de un modo infantil. Siempre que se sienten amenazados o agredidos desarrollan una conducta intrigante y maquinadora, escondiendo sus intenciones a veces durante largos períodos de tiempo, por lo que pueden ser peligrosos en las relaciones si somos objeto de su ira, fundamentada o no. A menudo no se les ve venir. Su anampatía de base les facilita poder suspender la sintonía emocional con la otra persona en el momento más inesperado, casi siempre cuando más se les necesita.

Algunos teóricos de la personalidad (Eli Somer, Cynthia Schupak y otros) han relacionado esta personalidad con la ensoñación inadaptada, una característica cognitiva y emocional que se concreta en una fantasía excesiva, compulsiva. Esa competencia entre el mundo real con el mundo fantaseado al que la persona acude recurrentemente explicaría la dificultad que presentan en la concreción de sus problemas y las "salidas por la tangente" tan características de este estilo de personalidad.

La pareja


La convivencia con esta personalidad no es fácil, pero desde luego es entretenida. Antes o después la valoración del otro cambiará de signo para ella, pasando de ser "absolutamente fantástico" a "absolutamente despreciable". Esta ambivalencia puede fluctuar de forma esporádica durante años, en algunos casos toda la vida. Y es que aunque la personalidad sea característicamente inconsistente, la convivencia y el trato se pueden afianzar en relaciones de muy largo recorrido. Es una compañera tenaz, creativa, capaz de asumir los retos mayores y las situaciones más difíciles casi con indiferencia, lo que proporciona a la pareja un acopio de coraje. Son facilitadoras sociales; su mimetismo emocional y su manejo en las situaciones públicas pueden simplificar la vida social de su acompañante, sobre todo si no se maneja bien en esos ámbitos.

Se sienten atraídas por la personalidad narcisista, de la que hablaremos próximamente, y por el resto de las personalidades anampáticas. Con las empáticas (dependiente, tímida, etc) se llevan bien pero no congenian lo suficiente para establecer relaciones de pareja. Les caen bien, pero no les atraen. Las más intensas se dan con la personalidad inestable con la que, si llegan a establecer una pareja, resulta siempre extraordinariamente tormentosa.









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