Bienvenida

Divulgación de psicología orientada a la resolución de problemas.
Este blog trata de emociones, conducta, personalidad y relaciones humanas.
Cada haiku es una condensación respecto a una definición, o a una idea.
Los textos son herramientas de reflexión. Explican el origen del haiku, pero su sentido se lo da cada cual.
Si buscas información para entender el comportamiento, espero serte útil.
Cualquier comentario es bienvenido.

domingo, 28 de abril de 2013

Haiku 17

De la fuerza de la amistad, la mitad es silenciosa.

Haiku 17. de la dependencia emocional


Hipócrates (que nació más o menos 460 años antes de que naciera Cristo) era un hombre picado por la curiosidad. Su interés por las enfermedades fueron los primeros pasos de la medicina moderna, pero también estudió la mayoría de los venenos y sus efectos, al menos los conocidos en la época . De sus impresiones respecto a los tóxicos extraigo una que puede generalizarse al comportamiento, a las emociones, al conjunto de los rasgos de la personalidad y, en general, casi a cualquier aspecto humano: la sustancia en sí misma no es venenosa, porque los efectos nocivos dependen de la cantidad consumida. "El veneno está en la dosis"

Pues bien, la dependencia emocional tiene mala prensa porque su sobredosis resulta tóxica para quien la padece y para quienes la soportan. Vamos a hablar de un poco de todo eso.

Dependencia emocional y desarrollo


Los seres humanos necesitamos vínculos emocionales, y esa necesidad se expresa desde el nacimiento. Una cría humana, a diferencia de la mayoría de mamíferos, es incapaz de relacionarse con su entorno de forma autónoma. Su indefensión es absoluta. Los adultos están condicionados genéticamente para reaccionar de forma emocional ante esa indefensión (con diferentes tipos de respuesta según sea empática o anampática la personalidad del adulto en cuestión, como ya hemos visto). El vínculo que se genera en el adulto tiene su correlato en la cría, proporcionándole defensa, cobijo y seguridad y desplazando esa necesidad de autocuidado. El desplazamiento (de la cría al adulto) tiene necesariamente que tener camino de vuelta, porque en  su vida adulta la cría deberá ser capaz de conseguir su absoluta autonomía, y de proporcionar además amparo a las crías de generaciones siguientes.

En un famoso experimento Harry Harlow separó a unas crías de mono rhesus de sus madres, y las confinó en unas jaulas en las que había introducido figuras de mona construidas con maderas, hierros y cables. Algunas estaban recubiertas de felpa y otras presentaban la estructura desnuda. Además sólo de unas cuantas manaba leche. Las crías de mono se acurrucaban en los maniquíes de felpa al sentirse temerosos, dolientes, cansados o enfermos, a pesar que esas figuras afelpadas no les proporcionaran alimento.

Resumiendo: nos desarrollamos creciendo a través de vínculos, éstos modulan la dependencia en el crecimiento y son modulados por esa misma dependencia en la vida adulta. Y,  al parecer, que nos proporcionen alimento no crea tanto vínculo como que nos den seguridad, contacto, y cobijo.

La personalidad dependiente


Se caracteriza por la necesidad de recibir y dar afecto a través de la comunicación emocional como único lenguaje de contacto interpersonal. Huye de los escenarios competitivos, le resultan mucho más seguros los gregarios (el grupo, la colectividad religiosa o social, la familia, el equipo, las amistades).

Su comportamiento está fuertemente marcado por la actitud altruista  con la que consigue la sensación de seguridad de ser aceptada. La personalidad dependiente necesita compartir las decisiones de su vida con las personas que considera dotadas de mejor criterio, y busca la reafirmación de sus decisiones constantemente. 

Es generosa en exceso, hasta el punto que, a menudo, es incapaz de negarse a realizar esfuerzos por los demás. Consecuencia de esa huida de los escenarios de competitividad puede resolver mal las negociaciones y los acuerdos; tanto las laborales o económicos como los interpersonales o grupales. Siempre se presenta voluntaria para la peor parte, siempre se queda la porción  más pequeña, siempre realiza el trabajo de otros.

Además es fiable, suele ser modesta y cuidadosa en los modales, y consigue una aceptación incuestionable. Dado que la actitud de esta personalidad es fundamentalmente acrítica acepta sin reservas el comportamiento y el mundo mental del otro con facilidad, y sólo es reactiva (rechazando además de plano personas y situaciones) ante la violencia o el abuso.

Dependencia y conflicto


Los aspectos más conflictivos de esta personalidad tienen que ver con la demanda. En las relaciones interpersonales, sean de la naturaleza que sean, tienden a solicitar repetidamente criterios y opiniones reafirmativas por parte de los demás, lo que significa que éstos tienen que estar disponibles.

Aunque por su propia opinión haya llegado a la conclusión o elección necesita que alguna figura de referencia certifique que esa elección es correcta. Lo que lleva a la paradoja de que, si la persona de referencia discrepa de la elección (por ejemplo, por una cuestión de gustos) necesitará buscar otra que compense la situación y le proporcione la seguridad que necesita. Buscará una elección que sea como la suya para acogerse a ese criterio.

En su variante menos crítica el conflicto lo genera una sumisión fundida, incorporada al otro. Absorbe la identidad de la persona de referencia e imposibilita por tanto la singularidad de ésta. Se convierte en un apéndice que envuelve la dimensión del otro, y que lo ahoga.

En su variante más independiente (la personalidad dependiente emocional - independiente mental) su valoración acrítica del otro convierte a esta personalidad en una referencia. Los demás buscan su compañía ante las situaciones en las que se hayan sentido "en falso", por actitudes o elecciones difíciles o equivocadas. Esta variante se caracteriza por la necesidad de tener a su alrededor todas las condiciones sociales controladas y al alcance, todas las personas importantes conectadas a su vida, para poder entonces desconectarse sin ansiedad.

La pareja


La personalidad con rasgos dependientes tiene dificultades para expresar el desacuerdo y huye de la confrontación abierta o de la expresión asertiva de su opinión o sus intereses. Esa actitud interpersonal puede resultar adaptativa en el medio social, pero es muy tóxica en las relaciones de pareja.

Es necesario entender aquí que la base de la vida en común no es la concordancia sino precisamente la discrepancia; aquello que es concordante no es importante, simplemente porque no es significativo en la vida de pareja, no se tiene en cuenta, no se subraya. No es necesario un acuerdo marco si los dos son vegetarianos, por ejemplo. O deportistas. O religiosos.

Es necesario el acuerdo cuando se esa necesidad se crea por la vía de la  discordancia. Y esa discordancia es inevitable en la vida en pareja. La vida en común es sólida y estable cuando se gestiona (sin confrontaciones emocionales) el desacuerdo, la discordancia y, en el último estadio, la discrepancia.

Discrepar es ser, es distinguirse del otro. 


La personalidad dependiente no expresará frontalmente el desacuerdo si no tiene la certeza de ser aceptada en esa discrepancia, o bien, tras una acumulación de huidas del conflicto, se armará de valor y expresará su necesidad de "ganar esta batalla concreta" para compensar "las batallas de las que ha huido antes". Pero esta función compensatoria no suele expresarse con claridad, a menudo porque no es consciente. Lo que lleva a una situación de difícil encaje si su pareja considera la elección como dañina o claramente errónea.

Un aspecto de esta personalidad comúnmente incomprendido es la facilidad que tienen de desapego, cuando la figura ha sido sustituida. Esto es especialmente evidente en las relaciones de pareja. La personalidad dependiente se relaciona con un lenguaje emocional del "todo o nada". Eso significa que puede pasar de "todo" a "nada" sin espacios intermedios, y mostrar un desapego que parecía imposible muy poco antes, desapego que ahora se nos antoja inverosímil o desnaturalizado. 

La personalidad dependiente, si está emocionalmente compensada, es una compañía valiosa, una pareja solidaria y solícita, complemento ideal cuando se trata de realizar proyectos vitales complejos o en los que interviene la creatividad porque es capaz de abundar en la creatividad del otro sin interferencias, es decir, sin plasmar su propia identidad.  

Cuando alcanza el estadio de madurez para proyectar el cuidado (a las crías de su grupo o a las suyas propias) resulta muy fiable y a menudo conservadora. Puede resultar depresiva o ansiosa si las circunstancias le sobrepasan porque le cuesta mucho alcanzar el estadio de emocionalidad reactiva. Es muy sensible a la violencia y al abuso, como queda dicho. 

Su adaptabilidad, en un entorno estable y sano, genera el flujo vital que más desea: la placidez.

domingo, 21 de abril de 2013

Haiku 16

Callar no es nunca una forma de decir "lo siento"

Haiku 16. de la evitación

"Timidez" es una palabra mucho menos negativa que "cobardía", y sin embargo ambas tienen un genitivo común, dado que la raíz de tímido es la misma que la de temor. Tímido es el que teme.

En general suele usarse como sinónimo de persona retraída o introvertida. Sin embargo la timidez es un estado mental, no un rasgo caracteriológico. Eso explica que una persona "tímida" en algunos escenarios se comporte de un modo francamente extrovertido en otros. "Juan es tímido, pero cuando coge confianza..." Date cuenta de que la introversión sí que es un rasgo, y por tanto estable; es decir, se sostiene a través de diferentes circunstancias y entornos, haya familiaridad (y confianza) o no la haya.

La personalidad Tímida


Podemos decir que, para evitar el equívoco entre "ser tímida" y "estar cohibida" preferimos hablar de "personalidad evitadora". Como decíamos más arriba, la timidez es un estado mental (con su emoción asociada, la vergüenza) mientras que la personalidad no es un estado sino un rasgo estable. Esta personalidad en concreto tiene un mundo mental muy característico. Desde el punto de vista de la vulnerabilidad lo más relevante es su fragilidad ante la ansiedad, continuamente generada en su vida por un permanente miedo a la evaluación y el rechazo por parte de los demás.  Esta característica les impide, por ejemplo, progresar en el medio laboral, porque nunca se postula a un cambio, consecuencia de ese miedo a la evaluación.

Si la personalidad contiene una proporción media de compulsividad es metódica y escrupulosa en el trabajo, da importancia a los detalles pero no los significa ante los demás. Silenciosa y laboriosa puede llevar adelante proyectos complejos. Si la personalidad contiene proporciones elevadas de compulsividad entonces es muy desadaptativa, inhibe fuertemente la conducta social e incrementa de forma importante la ansiedad, lo que les convierte en personas apartadas, a menudo propensas al consumo desordenado de sustancias psicoactivas (alcohol, medicamentos, drogas sedantes...).

Evitación y miedo


Seguramente a estas alturas está claro que la evitación que sufren estas personas es a las otras personas. Si has llegado a esta conclusión, me he explicado mal.

Lo que la personalidad evitativa evita es la ansiedad. Las situaciones en las que se ve evaluada o amenazada su autoimagen por la percepción de los demás le generan ansiedad, y de esa ansiedad escapa evitándolas. 

En general la personalidad con esta estructura es sociable y padece por autoexclusión. Teme el rechazo pero sufre el aislamiento. Algunas de estas personalidades (las que tienen componentes más anampáticos, más cercanas a la personalidad independiente que veíamos en los haikus 10 y 11) no tienen esa necesidad de sociabilidad. Estas personas sufren también la misma ansiedad recurrente ante la evaluación y el miedo al rechazo. Pero es cierto que son más evidentes los efectos en la conducta observable de aquellas personalidades empáticas, o simplemente más conscientes de la necesidad humana de interacción social.

El mundo mental


Beck y Freeman (1992) centran la génesis de esta personalidad en una infancia marcada por la crítica o el rechazo, explicación sin embargo no argumentada. Si exploran los esquemas cognitivos y sociales de esta personalidad con acierto: esquemas como "no gusto", "soy diferente", "no encajo" "la gente me rechazará si me conoce" son perfectamente definitorios de ese mundo mental, al que por cierto es difícil acceder porque las personas con estos pensamientos no suelen acudir por su propia iniciativa a terapia y, cuando lo hacen, son muy reacios a sincerarse respecto a su escenario personal. 
En cuanto al miedo ya hemos comentado que está fundamentado en la emoción asociada al rechazo, no en el rechazo en sí. 

Como esa emoción está originada por ellos mismos, es automática, y no se regula por la reflexión o por la voluntad, resulta entonces que es inescapable. 

En general colocan una fachada (a veces obviamente artificial, o forzada) para relacionarse con los demás con el propósito de evitar "ser descubiertos". Ese esfuerzo es un componente más de presión que ayuda a la evitación y la refuerza.

La Pareja


Como personalidades inseguras, a las que les cuesta establecer contacto, cuando lo hacen son sumamente estables, muy acomodaticias, y extremadamente fieles. 

Esta personalidad es una clara y rotunda compañera en segundo plano, capaz de los mayores sacrificios por el bien de la pareja. Solidaria y fiable puede asumir las necesidades individuales del otro como propias, y cuando establece la pareja ésta está permanentemente tenida en cuenta en su mundo mental, por lo que es muy cuidadosa con sus necesidades. 

Sin embargo en los casos más extremos la pareja funciona como un facilitador para la personalidad evitadora, simplificándole la vida en aquellas cosas que son ansiógenas para ella. Eso lleva a la pareja a convertirse en realidad en un refuerzo de la propia evitación, y a significar además su rol como más autónomo y más independiente. El cónyuge puede llegar a la extenuación de la relación porque siente que la intimidad y la colaboración igualitaria es, con estas personas, inalcanzable. 

Y el silencio en que ellas suelen buscar refugio es, paradójicamente, el principal explosivo de la destrucción.






sábado, 13 de abril de 2013

Y qué es un Haiku


PARA LEER SÓLO  SI TE HAS HECHO ESA PREGUNTA, Y TIENES CURIOSIDAD:



Un Haiku no es un refrán.

Refrán es una frase generalmente breve que expresa una sentencia, un dicho o un consejo útil sobre la vida cotidiana siendo en la mayoría de los casos una expresión de la sabiduría popular.


Etimología: Del occitano antiguo refranh y éste a su vez de la voz refranher (modular), que viene de franher (romper, del latín frangere).


Según los estudios realizados por Joan Corominas, la palabra refrán con el significado expuesto aquí arriba se empezó a utilizar en el siglo XV, pues anteriormente, sobre todo en el siglo XIII, refrán tenía la acepción de lo que conocemos como estribillo de una canción. En el francés actual, refrain tiene ese significado (estribillo). María Moliner dice que un refrán es cualquier sentencia popular dicha en una frase que tenga un cierto ritmo o incluso en verso asonante o consonante, siempre fácil de retener.


(De Enciclopedia)



Un Haiku no es un Aforismo.

Aforismo proviene del sustantivo griego horos 'mojón', del cual se deriva el verbo aphorizein 'separar', 'definir', y de este, el sustantivo aphorismós 'definición'. Los primeros aforismos fueron los principios médicos expresados por Hipócrates (460-377 a. de C.), como el que sigue:

Las enfermedades son crisis de purificación, de eliminación tóxica. Los síntomas son defensas naturales del cuerpo. Nosotros los llamamos enfermedades, pero en realidad no son sino la curación de la enfermedad. Todas las enfermedades son una misma, y su causa es una misma en todas ellas, aunque se manifiestan por medio de diferentes síntomas, de acuerdo con la determinada parte del cuerpo en que aparezcan.

En el ensayo Aforismos y conocimiento, de Carlos Enrique Berbeglia, se dice que los aforismos «no dan pie a la duda, promueven la acción gracias a la certeza que imprimen, establecen claras demarcaciones de género, raza, clase social, etcétera, permiten la reflexión del lector pero en forma circular y no necesitan ser demostrados». Es la diferencia que existe entre estos dichos y los refranes, cuya característica es ser, en general, sentencias metafóricas, de uso más común que los aforismos.


Ricardo Soca, ©

Te recomiendo su página web si estás interesado en la etimología.

Un Haiku no es un proverbio, no es una sentencia


En resumidas cuentas, un Haiku no es una paremia
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El haiku (俳句) es una forma de poesía tradicional japonesa. Consiste en un poema breve, generalmente formado por 7 versos, o 5 moras respectivamente. Comúnmente se sustituyen las moras por sílabas cuando se traducen o componen en otras lenguas. La poética del haiku generalmente se basa en el asombro y el arrobo que produce en el poeta la contemplación de la naturaleza.


(De Wikipedia, claro)

sábado, 6 de abril de 2013

Haiku 15. del narcisismo

Algunas palabras  han pasado de la psicología o la psiquiatría clínica al  vocabulario popular simplificando su significado, generalmente usando la parte por el todo. Eso resulta útil, porque así todo el mundo nos entiende, pero también resulta limitado cuando se quiere usar esa palabra con su significado más completo.Por ejemplo, "histérico" se entiende como "desabrido, desequilibrado, con actitud poco razonable y sujeto a cambios impredecibles".  Vamos, que se usa la palabra "histérico" para abarcar el concepto más amplio de "neurótico".

Con Narcisista pasa algo parecido. Ha quedado en la cultura común la imagen de Narciso, el dios que se enamoró de sí mismo, y suele entenderse la personalidad narcisista como la auto-adorada, grandilocuente, cuidadora de su imagen y egoísta. Bueno, aquí también funciona eso de la parte por el todo. Hoy el narcisismo es un tema de interés porque los rasgos narcisistas son muy exitosos en este principio de siglo, populares, en buena medida deseados, y muy abundantes. 

La personalidad narcisista


El narcisismo se empezó a utilizar en el estudio de la masturbación adolescente. Freud usó poco después el concepto para definir un estadio del desarrollo en el que, de forma natural, se entraba en una fase autoerótica para desembocar en el amor proyectado sobre alguien diferente de uno mismo. los problemas en el desarrollo, por los factores que fueran, impedirían alcanzar ese estadio de "amor proyectado". Con posterioridad el narcisismo se desvincularía de ese aspecto exclusivamente sexual, emergiendo como un conjunto de rasgos característicos de conducta: la personalidad narcisista.

Modernamente, esos factores que impiden el desarrollo se interpretan aludiendo a unas relaciones familiares inadecuadas, fundamentadas en la proyección de una imagen del niño (de los padres o los principales cuidadores) excesivamente ambiciosa, grandilocuente, que resulta imposible de alcanzar. Sin embargo existen explicaciones alternativas que vinculan el desarrollo de esta personalidad al aprendizaje social, o incluso a factores biológicos. Probablemente, en la combinación de todos estos elementos reside la explicación más robusta.

El mundo mental


La principal característica (al mismo tiempo su principal cualidad y su principal debilidad) es la auto-referencia.  Su estado de conciencia es auto referente, lo que genera una percepción de la realidad centrada en sí misma. 

Eso le confiere un universo mental muy singular; por ejemplo: tiene dificultades en el aprendizaje porque gestiona mal la emoción asociada a saberse ignorante. Es decir: no se deja aprender porque no puede permitirse aceptar que no sabe. En su intimidad puede resolver esta paradoja erigiéndose en la gran sabia que enseña (en este caso, a sí misma) pero cuando el aprendizaje pasa necesariamente por la adquisición del conocimiento a través de los demás utiliza todos los recursos a su alcance para evitar la situación de exposición. Y es que necesita el elogio de los demás para poder estabilizar su estado de ánimo y una autoimagen que, contra lo que pudiera parecer, se encuentra siempre muy amenazada.

Desde el punto de vista del mundo mental la característica más destacada seguramente sea su percepción del tiempo, del espacio y de la causa, siempre vinculados a la primera persona del singular. Su mundo está limitado en la variabilidad y es finito, lo que le confiere un pensamiento poco realista. 

Puede asumir con facilidad que un deseo es una realidad, una habilidad es un talento, una simple característica es una singularidad excepcional. Su valoración de sí misma sin embargo fluctuará entre la credulidad de este argumentario auto referente y el contraste con una realidad que se empeña en vulgarizarla. 

La evasión de esa tensión es un mundo mágico, personal, en el que todas las cosas tienen su explicación y su origen partiendo de sí misma. Cuando se recluye en ese mundo es, un poco, como el adolescente masturbador del principio. Solo que, claro, ahora no es más que una "masturbación mental" .

La manipulación de los demás. Y los demás manipuladores.


A los narcisistas en general (o por mejor decir, a las personas que tienen este rasgo entre sus atributos, aunque sea de forma moderada) se les suele acusar de egoístas y manipuladores.  En realidad esta característica no es exclusiva de este estilo de personalidad. De hecho la hemos visto ya en la personalidad borde y en la personalidad melodramática, y volveremos a hablar de manipulación interpersonal cuando nos acerquemos a las personalidades dependiente y tímida. Pero es en la personalidad narcisista donde se expresa de una forma más visible.  

Imagina los tipos de personalidad en sus combinaciones como los colores posibles de un cubo de rubik; fíjate que los colores son sólo seis y que hay además combinaciones imposibles: los colores opuestos no pueden coincidir en una pieza; cada pieza tiene sólo tres colores si forma parte de las esquinas o dos si es de las coronas. Del mismo modo hay personalidades incompatibles (por ejemplo, la tímida y la melodramática)  y también hay muchos rasgos diferentes que combinan entre sí. Un solo color, una personalidad con características únicas, es difícil que se de en una persona sana. Como en el cubo, las posibilidades son finitas pero mucho mayores de lo que solemos imaginar. (por cierto: el cubo de sólo seis colores tiene más de 43 trillones de combinaciones posibles. Un 43 y 18 ceros detrás.)

En sus variantes más puras, la personalidad narcisista es seductora sin escrúpulos, considera el mundo conformado por depredadores y presas, y puede mortificar hasta el paroxismo a las personas dependientes o emocionalmente vinculadas.

El egoismo


Como decíamos arriba suelen ser acusadas de egoístas cuando su verdadero problema, como en la personalidad melodramática, está mucho más explicado por su egocentrismo que por su voluntad de reservarse las cosas para sí. Un egoísta cuenta con el otro para quitarle su parte; en cambio para un egocéntrico el otro simplemente no existe. 

Suelen compensar esa imagen de "ir a la suya" ofreciendo parte de sí a los demás, pero claro, como su imagen de sí está tan desenfocada acaban ganando siempre. Lo que, por cierto, les mantiene la fama.

La pareja


La personalidad narcisista se vincula con mucha facilidad a la personalidad dependiente (de la que hablaremos próximamente) y a la personalidad inestable (de la que ya hemos hablado). Combina mal con el abanico de las personalidades mentalmente independientes; comparte con algunas la capacidad anampática (ver haiku 9) de comunicación interpersonal, pero experimenta esa anampatía con satisfacción íntima, nunca públicamente; de modo que simula contacto emocional incluso con aquellos que considera sus enemigos, aún en los momentos de victoria.

Si la personalidad de su pareja tiene rasgos dependientes la relación puede durar mucho tiempo, en algunos casos toda la vida. Siempre que los rasgos de ambos no sean muy acusados, claro está, pero eso mismo es cierto para cualquier estilo de personalidad. También tiene relaciones menos duraderas aunque muy estables (que pueden cambiar de naturaleza y mantenerse "como amigos" durante mucho tiempo) con personas con rasgos más próximos a la personalidad inestable. Estas relaciones son más tormentosas, emocionalmente muy expansivas y socialmente muy visibles. Además pueden congeniar con facilidad con personas provistas de rasgos de personalidad melodramática, aunque en ese caso se suelen suceder los acontecimientos de competición y de agravio, y esas relaciones, aunque muy atractivas para ambos al principio, a menudo no son ni muy fecundas ni muy estables.  

Su mejor aportación es la seguridad que pueden proyectar y una envidiable facilidad emprendedora si la empresa que acomete está en el ámbito de lo que considera que puede dominar. El pensamiento tangente (las soluciones imaginativas utilizando componentes ordinarios) les resulta accesible, y aunque alguna de las ideas no sea tan brillante sus aportaciones pueden ser muy ingeniosas. En la crianza son escrupulosas y suelen sujetarse de forma algo rígida a normas preestablecidas, que consideran de autoridad, pero también son buenas cuidadoras emocionales para los niños.