Bienvenida

Divulgación de psicología orientada a la resolución de problemas.
Este blog trata de emociones, conducta, personalidad y relaciones humanas.
Cada haiku es una condensación respecto a una definición, o a una idea.
Los textos son herramientas de reflexión. Explican el origen del haiku, pero su sentido se lo da cada cual.
Si buscas información para entender el comportamiento, espero serte útil.
Cualquier comentario es bienvenido.

viernes, 14 de agosto de 2015

Haiku 21. De la vitalidad

Satán tuvo una hija, Erika, y con ella quiso dominar a la humanidad. Después de engendrarla le dio apariencia humana y la envió a la tierra para que se criara en el seno de una familia que, ignorante por completo la naturaleza de su hija adoptada, le dio calor y cariño. Satán tenía en mente que debía salvaguardar su identidad, así que envió a la niña como un bebé, sin conocimiento de sí misma ni memoria.

La niña fue al colegio, tuvo amigas y amigos, conoció gente, viajó, aprendió idiomas y costumbres. Sus padres humanos le enseñaron a comer, a vestirse, a relacionarse. Como su desarrollo fue perfectamente humano ella aprendió, como sus amigos, a través de la vida.

Se sabía diferente porque no conseguía amar. Erika no se enamoraba de nadie. Y tampoco parecía importarle. Consciente de que sus amigas y amigos referían sentimientos que ella no parecía abrigar, observaba sus idas y venidas en el terreno del amor. Ella no lo necesitaba, pero entendía que era importante para ellos. 

Sus padres, que desde niña habían advertido en ella una fuerte independencia mental, habían sabido inculcarle los conceptos de equidad, libertad y justicia. Erika respetaba a los demás tanto como a sí misma. Sin ideología ni creencias, se regía por sus principios.

Entendía y aceptaba las imposiciones de la moral y las buenas costumbres. No experimentaba la vergüenza pero entendía las situaciones vergonzantes y gestionaba su comportamiento para que éstas no se produjeran. Valoraba y comprendía bien la necesidad afectiva de sus padres, familiares y amigos y procuraba no dañarles.


En su 25 cumpleaños recibió la visita de Satán. Primero en forma de sueño, una visión de su encuentro, que tendría lugar el día después. Erika se despertó sobresaltada. Al volver a dormir se repitió exactamente el mismo sueño. Volvió a despertar, esta vez menos asustada, y se durmió de nuevo. Por tres veces soñó exactamente lo mismo.

Al día siguiente, por la tarde, las cosas  se sucedieron una tras otra igual que en el sueño, y en el momento justo se apareció su padre. Erika tuvo en aquel momento la revelación súbita de quién era él, de quién era ella, y qué les unía. 

Satán le ordenó que volviera a su reino. Con su conocimiento de los sentimientos humanos podría, por fin, vencer al poder de la creación.

Mientras Satán hablaba Erika tenía la mirada perdida, como si viera a su través. Sentía que aquel ser era realmente su padre, y notaba la fuerza de la sangre.

Sus principios la obligaban a quererle y respetarle.

Los mismos principios la obligaban a repudiarle.

No sabía qué hacer.

Tal vez puedas ayudar a Erika. Si lo rechaza  contraviene su principio de respetar a su padre; si le obedece contraviene su principio de  bondad.


¿Cuál es tu consejo?

Haiku 21

La vida es una ocasión para la curiosidad y para las emociones