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Divulgación de psicología orientada a la resolución de problemas.
Este blog trata de emociones, conducta, personalidad y relaciones humanas.
Cada haiku es una condensación respecto a una definición, o a una idea.
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sábado, 2 de marzo de 2013

Haiku 11. de la excentricidad


Hemos presentado ya dos tipos de personalidad: la personalidad suspicaz, que  vive frecuentemente con la  impresión de que le concierne todo lo que sucede a su alrededor y con la sospecha de que se le oculta información, o de que se le manipula.  Y la personalidad aislada que, por el contrario, vive en una especie de ausencia mental, de modo que es fácil que se le pase por alto algo que le concierne simplemente porque no se ha parado a pensar que aquello tenga que ver con él.

Pues bien: la personalidad excéntrica resulta ser una curiosa mezcla de ambos mundos.

La personalidad excéntrica


Si la comparamos con la personalidad aislada tiene como ella un estilo de vida apartado, claramente independiente. Pero la personalidad excéntrica no quiere vivir fuera del grupo, aunque no disfrute de su integración. Dicho en pocas palabras: quiere lo que no desea.

También se parece en la fragilidad de las respuesta emocionales asociadas a  sus afectos, es decir, en la capacidad para distanciarse de personas que han significado mucho en su vida, sin dependencia y sin remordimientos, con una facilidad  que a otras personas puede parecer envidiable. La personalidad excéntrica utiliza también, como la personalidad aislada, un lenguaje diferente, peculiar, a veces claramente extraño.

Suele creer que le conciernen acontecimientos sin ninguna relación con ella, tiene creencias peculiares y pensamiento mágico congruente o no con las tradiciones, las supersticiones, etcétera. Siempre sospecha una causa oculta tras una simple coincidencia, y siempre interpreta los hechos a la luz de lo que "podría estar detrás".  Cuando habla con los demás les transmite esas ideas explicando la supuesta relación entre la causa  y el efecto con rotundidad, señalando además las posturas contrarias o alternativas como ingenuas.

Y es que se da el caso  de que siempre encuentra explicaciones alternativas a los hechos. Fíjate en que cuando hablábamos de la personalidad suspicaz veíamos que esas interpretaciones giraban entorno a ella misma. La personalidad excéntrica extiende las explicaciones alternativas a todo lo que sucede a su alrededor y a todo aquello de lo que tiene conocimiento. Nunca o casi nunca hay una relación causa - efecto normal y simple. Si quieres que este tipo de personalidad te preste atención trata de explicarle cualquier suceso por causas supuestamente escondidas, aunque sean peregrinas.

Cómo se comunica


Ese característico lenguaje al que nos referíamos oscila  entre  lo vago y lo excesivamente  minucioso; y en algunos casos se dan ambos, sobre todo cuando se trata algún tema relacionado con aquello que está escondido, ignoto, misterioso... aunque también puede ser relacionado con las esferas de poder de la sociedad en la que vive, o con las supuestas verdades respecto a cómo son o cómo viven esas personas poderosas. Por otra parte, frecuentemente alcanzamos un nivel de intimidad suficiente con este tipo de personalidad cuando , en confianza, nos relata alguna experiencia mística, espiritual o esotérica.

La personalidad excéntrica no es tampoco una personalidad patológica, en proporción adecuada. Ya hemos dicho antes que estos perfiles arrojan luz sobre los aspectos más relevantes de los tipos de personalidad definidos en función de los grandes rasgos, pero no se trata de psicopatología. Su personalidad puede ser algo peculiar, pero ¿cuál no lo es? Desde luego, cualquier personalidad excéntrica normalizada puede tener una vida social, familiar y de pareja completa.

Ahora bien: hay dos aspectos especialmente característicos. No están a la vista en todas sus variantes, pero cuando se manifiestan resultan muy contundentes.

Características


Uno es su pensamiento tangente. Recuerdo un caso en el que ella se había enfadado porque él le había regalado una rosa (es tradición donde vivo que las parejas se regalen rosas el 23 de abril) el día 24, ya que esperó a que estuvieran de oferta. Él no comprendía su enfado, y no podía entender tampoco que ella no apreciara el gesto que él tenía de cuidar la economía de la pareja. No se trata de que fuera un hombre tacaño o con problemas de dinero; realmente él lo había hecho pensando que era un bonito gesto para poner de manifiesto un proyecto común.

El otro es su excentricidad o extravagancia en el vestir. Si se trata de una persona con recursos económicos es capaz de salir a la calle vestido con combinaciones de colores y formas verdaderamente atrevidas, por decirlo de forma suave. Se comporta con naturalidad con ropa o complementos estéticamente singulares.
Si es una persona de nivel económico medio o bajo puede parecer desaliñado, combinado al azar y sin gusto, y a veces  extremadamente llamativo, dado que su excentricidad no se ve suavizada por el diseño. 

La personalidad excéntrica vive sus relaciones a la defensiva; suele tener activados muchos registros automáticos de defensas sociales y es difícil atravesar su coraza, esa postura que adopta en la comunicación. Además a menudo tiene dificultades para coordinar las expresiones corporales, como sonreír o asentir con la cabeza, y se queda mirando fijamente al interlocutor, lo que provoca un escollo en la comunicación no verbal. Por otra parte, consecuencia directa de esa supuesta capacidad para descubrir causas ocultas, la personalidad excéntrica vive convencida de que interpreta con facilidad el pensamiento de los demás, y suscribe con rotundidad la idea de "sé lo que el otro piensa". Eso hace muy difícil el acuerdo, porque se afana en la búsqueda de indicadores y pistas que confirmen sus prejuicios sin atender a la información más transparente. 

La pareja


Es difícil la pareja con esta personalidad, sobre todo a largo plazo, porque no suele necesitar tener relaciones íntimas y su dependencia emocional es escasa. Su vida sexual no es muy activa, y cuando se siente atraída por otra persona resulta ser a menudo el componente de esa atracción una ideación más o menos platónica de una relación intelectual y  mística. Sin embargo puede plantearse con firmeza el propósito de la procreación y de buscar una pareja para poder llevarlo a cabo. Su comportamiento será entonces muy colaborador, sobre todo en las necesidades del nido y en la generosidad con los recursos conseguidos, pero se irá distanciando paulatinamente del ámbito de la comunicación emocional , porque es un escenario en el que se encuentra claramente incómodo. Otra vez quiere lo que no desea. Como además alimenta un sistema interno de creencias no convencional sucede que  no acepta las normas sociales, hecho que dificulta a menudo el funcionamiento de la pareja en público.

Las mejores aportaciones de la personalidad extravagante en la convivencia radican en su capacidad para transmitirnos el valor de la independencia y la autovaloración. No gestionan bien el lenguaje de la empatía con lo que sus intentos son a veces un poco patéticos  pero se implican en conseguir comunicarse emocionalmente y sobre todo en entender las comunicaciones emocionales de los demás. Quieren, pero a menudo no pueden, hacerse entender.

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